Este día en que se celebra la paternidad puede llegar a ser muy controversial para mi, al igual que lo son todos los días cuando pienso y siento este tema.
Recuerdo a mi padre como un ser humano muy especial, al que admiro y amo con todo mi corazón y a quien le debo mucho de lo que hoy soy como ser humana. En varios momentos de mi vida estuvo muy presente pero también en muchos otros totalmente ausente, he aquí una contradicción. Pero así es la vida según dicen y hay que entenderla y aceptarla; aunque también hay que luchar para cambiarla. Cuando tenía 16 años fue mi papá quien me dio una caja de condones y me dijo que era mucho mejor que yo los tuviera para asegurarme de que los utilizara cuando fuera el momento, especificándome que el momento sería cuando yo lo decidiera. Porque de esa manera me dijo, yo podía protegerme y tomar responsabilidad sobre mi cuerpo; y que eso era al final de cuentas lo que él quería para mi. En esa ocasión mi padre fue muy al grano, me dijo las cosas muy claramente y sin ningún tapujo; lo cual agradecí y agradezco porque me enseñó el PODER de decidir y porque además es así como se deven hablar estos temas, los cuales en nuestras culturas son temas que se quedan en el silencio, que son prohibidos y que cada quién va descubriendo como puede y no siempre de la mejor manera. En varias ocasiones sus palabras me enseñaron y orientaron. Recuerdo como en muchas oportunidades discutimos temas hasta llegar a casi pelear por nuestras distintas posiciones pero siempre al final de la plática había ese abrazo que lo decía todo. El hombre que me transmitió la pasión por la lectura, la música clásica, las artes, el trabajo, el amor a nuestro pueblo y a nuestras raíces. El hombre que tantas veces ví como se le enchinaba la piel de emoción o de indignación. Por supuesto cuando era una niña mi papá era para mi lo máximo, el que sabía todo de todo, el más guapo, chistoso y cariñoso; también uno de los más enojados y al que no podíamos contradecir. El hombre que con mucho trabajo y con todas sus contradicciones, errores y aciertos trató de ser un buen papá.
Luego vinieron los padres de mi hijo y de mi hija, quienes a pesar de sus contradicciones, errores y aciertos decidieron no ser padres responsables, no ocuparse de su hijo y de su hija dejando ese espacio que por mas que yo tratara nunca lograría llenar en realidad, y he aquí otra vez la contradicción. Ver crecer a mi hijo e hija sin padres ha sido muy duro, pero igual una experiencia de fortalecimiento, de crecimiento personal y de oportunidades durante la cual hemos salido adelante y seguimos saliendo adelante. Pero la paternidad irresponsable lastima, deja huecos. La permisividad social a la irresponsabilidad paterna es una de las cosas más fuertes con las que debemos enfrentarnos cada día.
Hoy mi hijo se convirtió en padre y con todas sus contradicciones, errores y aciertos ha decidido ser un padre responsable con amor y respeto; y he aquí otra vez la contradicción, la contradicción de sentimientos por lo que un día como hoy puede representar en la vida de una persona. Pero como dije a mi hijo en este su primer día del padre, “La paternidad responsable es un deber gozoso, un aprender y desaprender en el camino, es sorprenderse y disfrutar de los pequeños y grandes cambios que vemos aparecer cada día en nuestros hijos e hijas, es creatividad abundante, paciencia, respeto, es guiar con justicia y equidad, compartir con alegría y amor. Que bueno hijo, que tu hijo, te tiene como padre!!!!!!”