Éxodo
He huido de sus territorios y
rituales circunscitorios,
me indigna su exactitud
al decretar la muerte,
me rio de sus cálculos
bancarios,
de sus miedos a perder
lo siempre mal habido.
De sus máscaras
de papel carcomido por la orina.
Si, ustedes,
banqueros
leguleyos
politiqueros
pastores,
y obispos condenatorios.
El poder me es ajeno…
¡Excepto cuando mi cuerpo estalla en un orgasmo!
Que te quedes.
A mi amiga inmigrante
Pido un deseo
a la fugaz y rutilante estrella…
¡Que te quedes!
con los peces solares
y las mariposas acuáticas
con los cafetos florecidos
y las lagunas volcánicas.
Aquí donde la historia
nos tatuó
muslos y senos
con pólvora y tortura.
En este “asco” de país
donde el milagro es que exista
la poesía,
y gente enamorada en los cines
y en los parques
después del cataclismo.
No hay raíces
quizás necesidades,
y mujeres fuertes
tejiendo la esperanza juntas,
y prisioneros condenados
a la soledad suicida,
y corruptos al lado del poder
riéndose de todos,
y multitudes con banderas de dignidad
marchando por las calles.
Así que pido un deseo
a la fugaz y rutilante estrella
…¡Que te quedes!
Tus huellas.
Busco tus huellas
en la lluvia florecida
en el bar de tus amigas
en el cerro vigilante
en todos los almendros
que habitan la ciudad.
En un abrazo tímido
y en un beso de prisa
quemándome el deseo.