Octubre es el culpable
Octubre no fue
un mes común de vientos
y piscuchas encumbradas por cipotes.
Octubre….
derrumbó el silencio,
me conjuró mujer,
te hizo hombre,
nos desnudó el espacio de pretextos,
y el amor fue
una batalla dulce de sudores.
Octubre se disfrazó
de junio, enero, marzo,
fluye en mis venas, como entonces,
acecha, sin medir las consecuencias;
octubre, compañero, es el culpable.
(Libro: Pieles de Mujer)
Currículum Vitae
Además de poeta,
media madre;
un rato por las noches
y los fines de semana,
costurera diplomada,
nutricionista empírica,
médica autodidacta,
artesana inspirada,
un poco bibliotecaria,
articulista inédita,
algunos estudios
en letras y sociología;
habría que agregar:
hilvanadora de lunas,
coleccionista de sueños
-con el respectivo costo
de lágrimas, risas
y desvelos-,
es decir,
enamorada indómita
del milagro universo,
del movimiento eterno,
… de la vida.
(Libro: Pieles de mujer)
A tus amores de loca…
Nosotras,
esclavas, cortesanas,
medievales desnudas
bajo cinchos de hierro,
pajaritas de alas desplumadas.
Nosotras,
mujeres piel-amor,
humanas de la luz,
savia del nuevo tiempo;
paridoras del tiempo
sin tiempo de soñarlo.
Nosotras,
hermanas desde siempre
de nosotras,
inauguremos la vida
donde las manos nuestras
encuentren nuestras manos,
donde la luz de una
sea la luz de todas
y así sucesivamente,
multiplicativamente…
(Libro: Pieles de mujer)
A mi hija…
Sí, hija,
yo quisiera ser, a veces,
la madre más normal
del mundo
para vos;
aunque me veas siempre
pateándole la cola
a mis sueños,
corriendo,
ensimismada,
agotada,
loca y feliz
a pesar de tanta angustia,
mi sueño más dulcito
sos vos
y
quisiera fugarme
esta mañana del trabajo
a saltar caballito tun-tun
tomada de tus manos
a plancharte el uniforme
darte la comidita calientita
dejarte en la puerta del colegio
y que me des un beso
y me digas hasta la tarde mamá
como la mayoría de las niñas
y yo te diga hasta la tarde mi amor
con la cotidianidad
de una mamá normal
en un día común
sin sentir hecho nudo
el corazón.
(Libro: Pieles de mujer)
Orgullo
Reconocer la piel de los ancestros en la mía
su orgullo y la voz de sus nahuales en mi destino.
No ceder ni un aliento a la mentira.
Buscar los códigos la memoria del linaje
en la tinta de mis venas.
Limpiarme la oscuridad de mezquindades
y ser pez en los ríos que humedecen desiertos.
Escuchar el latido de la vida
que vuelca en el segundo
su desmedida voz de eternidades.
Tocar mi pecho y sentir la altivez de mi pasado
en la verdad de los tiempos
su espiral
que deja otra vez entre mis manos
esta izquierda de fe
aún palpitante.
(Libro: Izquierda que aún palpitas)