Cuando llegamos, todo es nuevo por dentro y por fuera. Se siente como si estuviéramos soñando sin saber si es tristeza o alegría lo que estamos sintiendo. Muchos riesgos tomados, muchas cosas dejadas atrás, separación familiar, muchas expectativas formadas para el futuro, el sentir de cada uno y cada una de nosotras es diferente, aunque posiblemente compartamos un mismo sentimiento: el desarraigo. (Fotografía: Giuseppe Dezza)
El tema migratorio sigue siendo uno de los más controversiales e importantes a tratar, es un tema que nos aglutina y afecta de maneras diferentes. La violencia, la pobreza y la falta de oportunidades en los países de origen son algunos de los motivos para migrar. Datos del Buró de Censos de los Estados Unidos del año 2014 señalan que el 17.4% de la población total del país está conformada por los y las latinas con 55,4 millones de personas, de las cuales 25,4 millones se registraron para votar en las elecciones de 2016. En 2014 eran 11 millones de personas viviendo en los Estados Unidos sin estatus migratorio definido; significando el 25.5%, del total de la población inmigrante del país.
La desintegración familiar originada por la migración y los peligros enfrentados durante el camino tienen costos emocionales muy elevados entre la población, sobre todo entre las y los migrantes indocumentado y sin recursos. “Cuando mi mamá se fué yo tenía 3 meses, tuve la suerte de crecer con mi abuelita y ella siempre me inculcó el amor hacia mi mamá yo crecí con eso, con el anhelo de conocerla y no le tenia enojo como muchos otros niños le tienen a sus padres porque los han dejado. Nunca pase necesidades porque ella siempre mandó dinero para que nosotras viviéramos bien, pero yo quería conocerla”. Comenta Verónica de 31 años, quien llegó a los Estados Unidos en 2005 con el objetivo de conocer a su mamá que había emigrado desde El Salvador en 1989 en plena guerra civil. ”Yo tenía 18 años cuando decidí venirme, fue muy duro porque deje a mi abuelita, yo pensaba venir solo por dos años, todo el mundo que yo conozco tienen la intención de estar aquí solo por dos años pero poco a poco uno se va quedando, porque aquí ve oportunidades que no hay en el país de uno… A mi me agarraron dos veces en el camino para acá, pero yo me regrese hasta que logre pasar, porque quería conocer a mi mamá…” .
“Yo también pensaba seguir estudiando, en El Salvador estudiaba arquitectura pero aquí no puedo ir a la universidad por los papeles. Quise regresarme a mi país pero mi mamá me hizo ver la suerte que tenía al pasar la frontera sin ningún daño, no todas las personas tienen la misma suerte. Así fui olvidándome de estudiar y tratando de superarme de otras maneras. Es muy difícil porque los salarios son muy bajos por ser indocumentada. Vi que el poder hablar inglés me abriría puertas y me puse a aprender. Poco a poco fui encontrando otras oportunidades porque a mi me gusta hacer muchas cosas por ejemplo pintar casas, lavar ventanas, y aprendí rápido, ahora también trabajo en limpieza de casas; aumente mis posibilidades y encontré trabajo en varias cosas con lo que logramos vivir; pero allá en nuestros países, sin trabajo no se puede”.
Con la llegada de Donald Trump la situación migratoria ha tomado realce debido a las declaraciones hechas durante su campaña electoral, y a las políticas relacionadas con el tema impulsadas por su administración desde los primeros días de su gestión presidencial.
”Entonces, cuando ganó el presidente actual fue como un balde de agua fría por la manera en que él ha hablado, lo que dice, cómo ganó y lo racista que es ese señor”, expresa Verónica quien actualmente está casada y es madre de un niño de 8 años y una niña de 4.
“Aunque no tenemos papeles vivíamos con la esperanza que en algún momento el pasado presidente podría arreglar las cosas, podría dar por lo menos un permiso para poder trabajar libremente y mejorar nuestras vidas. Aunque no tengo papeles yo ahorita trabajo, pago taxes y soy una persona honrada”. Según datos del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos en el 2014; 27.3% de las personas que trabajan en construcción son de origen latino, así mismo el 23.1% de las que trabajan en el campo, bosque, pesca y caza, el 22.3% del total que trabaja en bares, restaurantes y hoteles, el 17.2% de quienes se ocupan en la minería y extracción de petróleo o gas, un 17.2% de las y los trabajadores del transporte y servicios públicos, el 16.4% de las y los empleados del comercio mayorista y minorista; otros 16% de quienes trabajan en servicios de negocios y profesionales, son el 15.8% de los empleados de la industria, el 11.5% de quienes laboran en educación y servicios de salud y el 11.4% de la administración pública. En el año 2007 habían 2.3 millones de negocios propiedad de personas latinas.
“Si alguién me pregunta si me quiero regresar yo digo que no! Yo quiero que mis hijos sean felices y que crezcan en un ambiente seguro. El Salvador está muy violento. Si tenemos que irnos de aquí, si no nos quieren, para donde nos vamos? mi esposo es de Guatemala pero y cómo vamos a volver a empezar si en nuestros países no hay ni trabajo? y nosotros somos pobres, aquí aunque con muchos sacrificios pero logramos salir adelante, porque somos gente trabajadora”.
Un informe de La Alianza por una Nueva Economía Americana (The Partnership for a New American Economy) mostró que la población inmigrante contribuyó en 2013 con 32,000 millones de dólares a las arcas fiscales locales y estatales, y con 54,000 millones a la federación.
“Pienso que el miedo es lo peor que podemos tener porque uno se pone nervioso y no deja que hagamos nada, es mejor estar listos para enfrentar la situación que hay con la migra, pero no vivir mortificados por eso. A la gente de la comunidad les digo que estén tranquilos, que nos preparemos, que conozcamos nuestros derechos, que seamos honestos con nosotros mismos y con las personas con quienes trabajamos, porque la honestidad es lo que da la tranquilidad”, finaliza Veronica.
Nuestra comunidad no está sola, cada día se suman más personas y organizaciones sociales para exigir el respeto y solución positiva a la situación migratoria, brindándonos su apoyo solidario y reconociendo el aporte económico, la riqueza cultural y la alegría que la diversidad de todas nuestras comunidades traen a este país.